Cuando moví las tapas de mi cama en la mañana supe de inmediato que tendría frío todo el día, ya hacían dos que él había vuelto, lo notaba algo perdido, sus ojos cada vez que le hablaba parecía no escucharme inclusos miraba a los lados y reía, siempre estuvo comportamiento extraño pero estos días lo desconocía a ratos. Baje a tomar desayuno, prendí el hervidor mientras preparaba mi taza, cuando escuche que se estaba levantando preparé una para él mientras el bajaba la escalera escuche una patrulla pasar rauda por la ventana de living, pensé ir a mirar pero al tratar de dar un paso el hervidor sonó... me senté en la cabecera y mientras trataba de alcanzar el control que se encontraba a pocos metros de mi escuche otra patrulla lo cual me distrajo y me dejo mirando fijamente la ventana mientras hacia equilibrio en la silla, me pude percatar que había mucha gente en calle y bueno deje de mirar solo cuando el paso en frente mío pasándome el control que había olvidado buscar, estaba sereno, y hasta podría decir que feliz, titubee en pregúntale ¿por qué estaba tan contento?... suspiré y prendí
Ya eran las 12 del día así que fui al negocio a comprar algo para el almuerzo, no me gustaba mucho porque siempre me encontraba con las cotorras sábelo todo de la población, bueno mi sorpresa fue que no eran las mismas tres de siempre las que cacareaban sino que era unas 10 personas más entre ellos un oficial de policía, me pareció raro así que le pregunte a don Pedro el dueño del minimarket que era todo ese alboroto, la cosa es que el señor que en las noticias colgaba desde un poste era nada más y nada menos que el delincuente más peligroso de la población, más que tristeza me dio felicidad saber que por lo menos después de las 8 podría andar por la calle sin el ya fallecido merodeando y hurgueteando bolsillos. Bueno compré lo necesario y volví a la hostería...
lunes, 27 de agosto de 2007
LA VIEJA HOSTERÍA